UN RIESGO A LA VUELTA DE LA ESQUINA

 

La semana pasada el Banco Mundial sacó un importante estudio que pasó desapercibido en el país. En dicho informe se advierte sobre las consecuencias del calentamiento global en cuanto a la movilización de millones de personas buscando lugares más benévolos para vivir.

 

El Banco Mundial anticipa que, si el deterioro climático continua al ritmo con el que va, en el 2050, es decir, en 29 años, 216 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse dentro de su país. El estudio también alerta de que durante la próxima década ya podrían surgir puntos críticos de migración por causas medioambientales.

 

Según el mencionado documento esta migración será mayor en las regiones más vulnerables y pobres, lo que significa, palabras más palabras menos; que las ancestrales deficiencias sociales y económicas podrían aumentar por la embestida adicional de requerimientos climáticos que agravarían todas las carencias.

 

La región con mayor cantidad de desplazados climáticos internos sería el África subsahariana, que podría ver hasta 86 millones de personas en movimiento; seguida por el este de Asia y el Pacífico, con 49 millones; el sur de Asia, con 40 millones; el norte de África, con 19 millones; América Latina, con 17 millones; y Europa del Este y Asia Central, con cinco millones.

 

Un panorama oscuro que puede ennegrecerse aún más, pues, el mismo informe, dice que esta siendo conservador en sus pronósticos en la medida en que solo incluyen en los cálculos motivos de migración provocados por los impactos del cambio climático “de evolución lenta”, como la disponibilidad de agua, la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar, y no comprende a la mayoría de los países de altos ingresos, ni tampoco incluye a la región de Oriente Medio o los pequeños estados insulares en desarrollo.

 

Los lugares más atractivos para esos migrantes necesitados son aquellos con tierras fértiles, abastecimientos de agua y posibilidades agrícolas, lugares, además, distantes de las costas y por lo tanto a salvo de los impactos del aumento del nivel del mar.

 

No sé ustedes, pero yo, cuando leo la descripción de esos lugares que serán receptores masivos de poblaciones migrantes climáticas, no dejo de pensar en lugares como Caldas. Somos un lugar privilegiado, con buenas tierras, buen clima, acceso al agua y distante de las costas.

 

Este tipo de informes debería alertarnos y movilizarnos a exigir acciones para aminorar el impacto que desde ya nos están anunciando. De acuerdo con el Banco Mundial las movilizaciones comenzarán a aparecer hacia el año 2030 e irán intensificándose hasta llegar a su mayor cantidad hacia el año 2050.

Estamos hablando de una situación que se prevé que comenzará en 9 años.

 

Los jóvenes, como nadie, deberían ser conscientes de esta situación pues es a ellos a los que les tocará afrontar esta problemática. Es fundamental que exijan acciones y que se movilicen a través de las redes sociales.

 

Hay que tomar consciencia, exigir a los voceros públicos que empiecen a trabajar teniendo en cuenta este panorama y a tomar acciones para mitigar el impacto regional de esas movilizaciones.

 

El Banco Mundial hace algunas recomendaciones para minimizar el impacto del calentamiento global y reducir al mínimo la necesidad de que millones de personas abandonen sus hogares acuciados por el hambre, la sed, el calor o las inundaciones.

 

Esas recomendaciones deberíamos discutirlas, enriquecerlas e incorporarlas a nuestras políticas públicas. Si hay algo importante es eso, porque nos va a afectar a todos.