Comenzamos labor legislativa.

Libertad pública, independencia, criterio para la toma de decisiones. Pilares de nuestra tarea legislativa.
Libertad pública, independencia, criterio para la toma de decisiones. Pilares de nuestra tarea legislativa.
Como bien dice la sabiduría popular, no hay plazo, que no se cumpla, ni deuda que no se pague.
Llegaron y se fueron las elecciones al congreso y nos deja un saldo claro de con qué quedamos y qué debemos hacer. Las elecciones nos evidenciaron el crecimiento de la izquierda en el país.
El retroceso o el estancamiento de las fuerzas políticas tradicionales y el enorme desafío que tenemos para evitar que las fuerzas de izquierda ganen las elecciones presidenciales profundizando la incertidumbre, y por ende minando la confianza de los inversores con el impacto que eso tiene en la economía, en el empleo, en el bienestar y en la posibilidades de progreso.
La democracia fortaleció la vocería de sectores de izquierda con una visión del país distinta a aquella en la que nosotros creemos. Daremos la batalla en el Congreso con decisión, claridad y representando con energía los intereses de Caldas.
Son muchos los desafíos que se avizoran en el futuro regional y nacional. Es el momento de tener en claro lo que creemos con el fin de no titubear en su defensa.
En ese sentido quiero decirles que yo creo en la familia como célula primordial de la sociedad. Cuando la familia se desintegra, o se debilita, se afecta la sociedad entera.
Debemos trabajar por la cohesión de la familia, por su bienestar, por su vocación de futuro y por esa cohesión que representa posibilidades y solidaridad cotidiana que es entendida como fuerza, optimismo y equilibrio emocional.
Creo también en el progreso afincado en el trabajo, la creatividad y la capacidad de lucha de cada individuo. Ese es un proceso en donde se forja el carácter y se afina la personalidad.
El asistencialismo trunca muchas capacidades y vuelve al individuo dependiente, anulando, muchas veces su fuerza para forjarse un destino a la medida de sus ímpetus.
No hay nada peor para la viabilidad de una comunidad que la presencia de esos “poca lucha”, como los llamaban nuestros mayores con toda razón.
Creo también en la propiedad privada como expresión de nuestra creatividad, nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, nuestra libertad, nuestro progreso y nuestra posibilidad de legarle a nuestra descendencia el fruto de nuestro trabajo para que lo acrecienten o se resguarden en torno a él.
Creo en la libertad y el orden como bien lo plantea nuestro escudo nacional y defiendo la libertad de las personas siempre y cuando el ejercicio de ella no se traduzca en desconocimiento o violación de las libertades y los derechos de los demás.
Las sociedades necesitan conciencia de los demás y respeto hacia ellos. No puede ser que se ejerzan las propias razones anulando las razones de los demás.
Creo en la autoridad como fundamento del orden y defenderé la fuerza legitima del Estado como una garantía en beneficio de todos lo que aspiramos a convivir en paz y sin los riesgos de la inseguridad o el ejercicio arbitrario de las propias razones.
Creo en el sector privado como fuente concreción de ideas que se traducen en generación de riqueza, en empleo, en ingresos, en competitividad, en desarrollo, en progreso y en bienestar.
Vamos a proteger a ese sector e impediremos cualquier acción dirigida a desestimular o exprimir a un ámbito que necesita apoyo, acompañamiento y estimulo.
Ya habrá oportunidad de explicar en otro momento cómo creo también en las regiones, en los jóvenes, en las mujeres y en la conectividad.
Hace un par de días salió el reporte del 2021 de COLOMBIA TECH, un estudio liderado por KPMG, en donde se las identifican 1110 Starups que conforman el ecosistema de emprendimiento nacional que abarca 26 sectores de nuestra economía.
En este importante estudio participaron iNNpulsa Colombia, la ANDI, el CESA, la Cámara de Comercio de Bogotá y la Cámara de Comercio de Medellín. En el se evidencia la ebullición de un sector que recoge la creatividad, la tecnología, la visión y la vocación de visibilidad internacional de nuestros nuevos emprendedores.
Concluye el compendio, entre otras cosas, que nuestro país ha desarrollado un gran potencial en emprendimiento e innovación, en comparación con los demás países de américa latina.
De los 26 sectores que se analizaron sobresale el ‘Fintech’, es decir, las relacionadas con el sector financiero y con las que se busca alcanzar una banca más ágil, competitiva, moderna, barata y amigable, que facilite, además, la inclusión financiera de amplios sectores de la población.
El estudio resalta también como la inversión en ciencia, tecnología e innovación creció 111,9% entre 2010 y 2019, lo cual evidencia que ha habido una política consecuente e inteligente que ha sido respetada por los distintos gobiernos. Eso es algo que hay que resaltar y continuar.
En el mismo reporte se establece algo que debería preocupar a Caldas, y es, que el 80% del total de empresas emergentes están en Bogotá y Antioquia, con el 60,42% y el 20,17%, respectivamente.
Nuestro departamento tiene la creatividad, el empuje empresarial, la visión y el elemento humano para recortar esa distancia con esos dos polos territoriales.
Ese desafío debe marcar nuestra agenda pública y buscar la forma más efectiva de incentivar y apoyar iniciativas tecnológicas en las que podríamos sobresalir. Necesitamos es concientizarnos, organizarnos, presupuestarnos, actuar y sorprender. Este es el futuro y nuestro departamento no puede quedarse atrás, tenemos lo necesario para competir y ser exitosos.
En el documento resumen también se enfatiza que “Colombia es hoy un país atractivo para la inversión en emprendimientos, fondos internacionales como YCombinator, Tiger Global, Softbank, Monashees, Goldman Sachs y Andreessen Horowitz los cuales han invertido cerca de USD 4.300 millones en emprendimientos colombianos, la cifra más alta del denominado ‘Venture Capital’ en los últimos 8 años”.
Eso quiere decir confianza y capacidad por parte de nuestros emprendedores. El gobierno actual, y eso hay que destacarlo, ha movilizado $1,43 billones a través de diferentes mecanismos, y por primera vez se creó un programa enfocado a escalar empresas, lo cual ha dado resultados, pues, a la fecha, 208 empresas han aumentado sus ventas en más de $7.000 millones.
Ese es el camino que tenemos que recorrer como país y como región. De acuerdo con el Global Innovation Index del 2020, somos el 5 país en América Latina en materia de innovación, después de Chile, México, Costa Rica y Brasil.
En el mundo el primero es Suiza y nosotros somos el 68.
En ese análisis se evalúa cuáles economías se mantienen constantes en materia de Venture Capital, investigación y desarrollo, espíritu emprendedor y producción de alta tecnología. Es mucho lo que hay que hacer, es mucho lo que hay que pensar, es mucho lo que hay que incentivar. Caldas debe remangarse la camisa y empezar a trabajar en esta dirección.
Esto es el futuro, y por ende, lo importante.
En la última semana el país escuchó sorprendido al sindicato de educadores, Fecode, defender la insostenible postura de seguir con la virtualidad educativa en los niños y niñas, ya que, en opinión del mencionado sindicato, las condiciones sanitarias todavía no permiten retomar las clases presenciales.
https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/01-12-2022-todos-al-colegio
Un recuento de los principales episodios que han marcado nuestra actividad pública.
INSEGURIDAD Y SALUD MENTAL
Uno de los problemas más angustiosos en todas las ciudades del país hace referencia a la inseguridad ciudadana.
Los colombianos quedamos perplejos la semana pasada cuando vimos las imágenes de 30 hombres, a plena luz del día, con armamento de combate y chalecos antibalas, asaltando una fundidora de oro.
A diario nos levantamos con las imágenes de asaltos, fleteos, homicidios, robos de celulares y un largo etcétera que está convirtiendo los espacios públicos en escenarios de miedo e impotencia. Cada vez son más los colombianos que son víctimas o testigos de delitos.
No hay sensación más frustrante que la de sentirse amenazado en aquellos lugares que debemos recorrer a diario para llegar a nuestras casas, recrearnos o trabajar.
Es inaudito que sean los ciudadanos de bien los que están terminando encerrados en sus casas mientras los delincuentes se enseñorean libremente por nuestras ciudades.
Unos malhechores que se han vuelto más desafiantes y que cuentan con la certeza de que los van a soltar rápidamente por la cantidad de normas favorables que se han aprobado para solucionar el hacinamiento carcelario, soltando y soltando delincuentes en una dinámica que está terminando por estimular al delincuente.
Esto no puede continuar así. Los encargados de hacer las normas nos tenemos que poner del lado de la tranquilidad ciudadana y dejar el facilismo de aprobar normas que liberan a los bandidos.
Lo que hay que hacer es fortalecer la judicialización, facilitar la denuncia al ciudadano, construir más cupos carcelarios, prohibir beneficios para el reincidente y fortalecer los sistemas de monitoreo mediante la armonización de las cámaras de vigilancia privadas de edificios y residencias con las cámaras de vigilancia pública de la policía.
Vamos a darle la batalla a la delincuencia y tenemos que ganar. Necesitamos combatir la brutalidad criminal con inteligencia, contundencia y voluntad política.
No hay nada más importante que ganar este combate en el que nos estamos jugando nuestra vida, nuestros bienes y nuestra tranquilidad. Es difícil saber el impacto del temor y el miedo en la salud mental de los colombianos. Ese sentimiento de pesadumbre y de vulnerabilidad permanente termina por traducirse en patologías que afectan la vida de las personas y las familias.
Esos actos de violencia observados en la televisión o vistos en la redes sociales o vividos directamente en calles o parques, tienen consecuencias en la salud de niños, mujeres, adultos mayores y personas en general.
Cual es el impacto de ese clima de zozobra en el insomnio, el estrés postraumático, la depresión, la paranoia y otros trastornos que afectan la salud mental de miles de personas que sufren en silencio y sin que el Estado o el sistema de salud se solidarice con ellos.
La Organización Mundial de la Salud dice que la salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad. La pregunta es, ¿cómo podemos alcanzar ese estado si vivimos alterados por la inseguridad y la violencia?
No podemos ser indiferentes a las secuelas que este clima genera en las personas. No les podemos agregar a su sufrimiento dolencias adicionales.
A los enfoques judiciales, policiacas y sociales deben sumarse los enfoques psicologicos. La salud mental es importante y el clima social que estamos viviendo favorece el desarrollo de patologias que afectan a las personas, especialmente a los niños. No podemos permitirlo.
Hay que ponerle atención a esta situación. Esto es algo importante y no podemos mirar para otro lado.
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